La capital croata, Zagreb, es una ciudad con una tradición centenaria. Creció en la encrucijada de muchas rutas y siempre ha estado profundamente arraigada en la tradición centroeuropea, con vistas y ambiente que le recordarán a otras capitales europeas como Praga, Viena o Budapest.
En el siglo XI se construyeron los primeros palacios, junto con la primera iglesia, en la colina que formaba la pequeña ciudad de Kaptol, y en la colina vecina ya crecía la parte civil de Zagreb llamada Gradec. Con el paso del tiempo, los dos asentamientos se unieron para crear la ciudad de Zagreb.
Los salvajes jinetes tártaros procedentes de Asia irrumpieron en Zagreb en 1242 y la quemaron hasta los cimientos. Tras su marcha, la ciudad fue reconstruida con fuertes torres de fortificación y gruesos muros. El rey Bela IV proclamó a Zagreb ciudad real libre, concediéndole privilegios que permitirían un mayor desarrollo. El documento original, Zlatna bula, es el más conocido de toda la historia de Zagreb.
Algunos datos interesantes sobre Zagreb
Durante su estancia en Zagreb, dé un paseo en el que probablemente sea
el funicular más corto del mundo: el funicular de Zagreb, de 66 metros de
longitud. Construido en 1890, fue el primer medio de transporte público de
Zagreb y el más antiguo que sigue en uso. El funicular de Zagreb es un
museo en funcionamiento y uno de los símbolos más populares de la
ciudad.
Zagreb cuenta con uno de los museos más peculiares del mundo: El
Museo de las Relaciones Rotas, un lugar dedicado a la desaparición de las
relaciones amorosas. Durante su estancia en Zagreb, no deje de visitar el
museo: quizá se enamore de su encantadora rareza.
Zagreb continuó su rápido crecimiento durante los siglos siguientes descendiendo a las zonas situadas bajo las dos colinas históricas. En 1880 sufrió un gran terremoto que causó graves daños a la catedral y a muchos otros edificios. La ciudad fue reconstruida siguiendo la visión del renombrado arquitecto austriaco Herman Bolle.
La Zagreb moderna es una ciudad encantadora y vibrante que tiene mucho que ofrecer a los viajeros, durante todo el año. La ciudad se ha forjado una reputación por sus festividades invernales, al tiempo que mantiene un completo programa durante los meses de verano. Tal diversidad y crecimiento han hecho de Zagreb un lugar de visita obligada para viajeros de todas las edades e intereses.